La caída de los precios de la energía ha permitido a las compañías cotizadas del cemento reducir costes y recuperar en bolsa la mayor parte del traspiés del año pasado. Como ejemplo, la alemana Heidelberg lideró las alzas dentro del Dax en el primer semestre del año. Y aún así, los expertos siguen viendo un potencial al alza del 20% de media para las cementeras europeas. Pero, ¿cómo puede ver el mercado recorrido por delante a uno de los sectores que más contamina del planeta? Por raro que parezca, la sostenibilidad y los criterios ESG contienen parte de la respuesta.
La producción de cemento requiere de un gran consumo de agua y la calcinación de los minerales genera grandes emisiones de dióxido de carbono. Estos dos aspectos van en contra de la sostenibilidad y penaliza la inversión ESG. Sin embargo, la industria lleva años realizando avances para reducir su huella hídrica y minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según la organización internacional CDP (Carbon Disclosure Project, referencia en lo que respecta a los datos climáticos de compañías cotizadas), las grandes compañías del Viejo Continente sacan buena nota en su puntuación de cambio climático. Ninguna obtiene el mejor resultado en esta categoría, que sería una A según los criterios de CDP y su última evaluación al cierre del 2022. No obstante, la italiana Cementir, Holcim y Vicat ostentan la calificación A- en este punto: la segunda mejor. Heidelberg cuenta con una B, mientras que la suiza Sika (que obtiene un 82,5% de sus ingresos del concreto y el resto de otras materias como selladores químicos, según Bloomberg) recibe una C de parte de CDP.
El cambio significativo se da en la puntuación de la organización para la seguridad del agua, que es el otro gran aspecto crucial en las cementeras. Aquí las notas son significativamente mejores, según CDP, donde Holcim ostenta una A y Cementir y Heidelberg tienen un A-. La francesa Vicat cuenta con la peor nota posible de CDP (F) mientras que la británica Breedon no aporta datos para realizar una comparativa en sostenibilidad.
Holcim y Cementir han pasado en cinco años de registrar la peor calificación posible (F en 2018) al sobresaliente actual. Así, Holcim, Heidelberg y Cementir se sitúan entre las 10 mejores cementeras del mundo para afrontar la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono, según el portal de referencia en aspectos climáticos.
Sin contar solo con los criterios ESG, ninguna de las grandes cotizadas europeas cuenta con un consejo de venta, según las previsiones que recoge FactSet. Y de las tres que recogen una recomendación de compra; Breedon, Sika y Cementir, ésta última es la que tiene la mejor puntuación según CDP además del mayor potencial por delante en bolsa: superior al 40% (véase gráfico).
El cemento, y sus derivados, es accesible económico y duradero. Criterios que hacen difícil su sustitución en el mundo de la construcción. De ahí la diligencia del sector por cumplir con los criterios de sostenibilidad. La descarbonización de la energía, la captura de carbono y mejorar la eficiencia en la producción son las principales líneas en las que trabaja la industria para cumplir con los objetivos de emisiones netas, según Credit Suisse.
Pero la realidad es que las cementeras necesitan más del doble de sus reducciones de emisiones actuales para cumplir con los objetivos climáticos de París. Como dato, el sector cementero representa el 6% de las emisiones globales de dióxido de carbono, según Bloomberg, siendo las empresas indias las que obtienen las mejores métricas relacionadas con la protección del clima.
Por su parte, el sector europeo se ha enfocado principalmente en la mejora de la eficiencia en la producción de cemento y derivados, según la analista de Credit Suisse, Vanessa Quiroga. “Nuestras conversaciones con los productores de cemento indican que la prima de carbono que se superpone a los precios del cemento de la UE no cubre completamente el costo por tonelada de las asignaciones de carbono. Y un recorte de márgenes implica menos inversión para reducir emisiones”, resume la experta en su informe.
Por otra parte, la experta recoge de fuentes del sector que solo es factible reducir un 13% adicional de emisiones directas de CO2 en la industria entre 2030 y 2050, “a pesar de la implicación del sector”, según Quiroga.
Todo el segmento de la construcción debe asumir su parte, dado que la producción de materias primas soporta la mayor parte de las emisiones vinculadas al mundo del ladrillo. “Aquellas empresas inmobiliarias cotizadas que sean capaces de descarbonizar sus carteras podrán cobrar primas verdes y, por tanto, conseguir un mayor flujo de ingresos”, considera la analista ESG de La Française AM, Claudia Ravat.